Seguro que habéis leído y escuchado muchas cosas sobre los beneficios de realizar varias ingestas de comida a lo largo del día. Planificar tus comidas por horarios y cantidades puede ser un acierto y si haces deporte ingerir la energía que necesitas en varias tomas a lo largo del día permite no sobrecargar el sistema digestivo y ayuda a sentirnos más ligeros y tener una menor sensación de saciedad.
Otro de los beneficios de realizar pequeñas comidas a lo largo del día es es conseguir maximizar la síntesis proteica, introduciendo pequeñas dosis de leucina (unos 3,6g) que van a generar un pequeño pico de insulina que hace que reaprovechemos los aminoácidos presentes en el plasma sanguíneo.
Aunque este beneficio es importante, el objetivo de la ingesta espaciada a lo largo del día tiene que ser siempre cubrir la dosis mínima diaria de proteínas que va a ser de 2g/kg de peso corporal, para entrenamientos de alta intensidad.
Las ingestas más frecuentes permiten también introducir en la dieta otro tipo de alimentos como frutas o verduras que no incluimos tanto en las tres comidas principales.
El hecho de hacer pequeñas y constantes comidas no va a elevar nuestro metabolismo, como comunmente se cree. El aumento del metabolismo que se produce a raíz de una pequeña comida es insignificante si lo comparamos con el valor calórico que aportamos al cuerpo a través de dicha comida.Tampoco influirá en la pérdida de grasa o peso pues tu cuerpo quemará los mismo si ingieres los mismos alimentos en una vez que en cinco. Para lograr mantener la elevación metabólica necesitaríamos una ingesta continua de calorías.